Elecciones en Chile:
LA EXTREMA DERECHA SACA VENTAJA, PERO HAY SEGUNDA VUELTA
Por Miguela Varela
Esta elección presidencial será la última con la actual constitución pinochetista y auspicia una contradicción: ganó la extrema derecha. Tal vez sea el manotazo de ahogado de una sociedad que ya empezó a cambiar o simplemente una respuesta, no a las manifestaciones que vivió todo el país, sino a sus consecuencias. Son muchas las interpretaciones que pueden hacerse de lo sucedido y seguramente ninguna será la correcta. Sin embargo, hay un dato de la realidad: en Chile hay incertidumbre, y la incertidumbre genera miedo. Tal vez en este punto comencemos a desandar el camino.
Primera vuelta
Otra vez fallaron las encuestas. Muchos consultores daban ventaja al líder de la izquierda, Gabriel Boric, quien quedó en segundo lugar detrás del conservador Juan Antonio Kast. Se espera el desempate el próximo 19 de diciembre. Los candidatos no sólo representan fuerzas políticas novedosas, sino perfiles opuestos.
Por un lado, Boric es un joven de 35 años con un discurso que cuestiona el sistema y a sus principales emblemas como los fondos privados de pensiones o, como se conoce en Argentina, las AFJP. También hace hincapié en una transformación del modelo económico bajo una mirada ambientalista, feminista y desarrollista.
Por el otro lado, Kast es un conservador de manual y, como tal, propone un recorte de la inversión social, un boicot a los derechos de las mujeres y del colectivo LGBTIQ, políticas antimigratorias y negación del cambio climático. Si bien la historia reciente demuestra que quienes triunfaron en la primera vuelta, repiten el resultado, todavía resta esperar. Ya que, la volatilidad del escenario actual no puede analizarse sólo con las herramientas de la historia.
Entonces, ante este contexto, ¿cómo conquistar los votos que faltan? Lxs votantes del tercer candidato son parte del botín. Franco Parisi es quien, detrás de Boric, obtuvo el 12.8% de los votos. Hasta ahí, todo bien. Pero lo bizarro es que el candidato no sólo vive en Estados Unidos, sino que además, desde allí, realizó su campaña. ¡Y aún así está en el podio! Además, el candidato es una acumulador de denuncias penales por acoso sexual, deudas de pensiones alimenticias, estafas a ex trabajadores y lavado de dinero, entre otras delicadezas.
Ante el resultado, llamó a sus seguidores a una consulta virtual para saber a quiénes van a elegir en la segunda vuelta. Pero más allá de lo bizarro, es otro de los candidatos outsiders que logró posicionarse tercero sólo desde la virtualidad y con un discurso “anti político”.
A la incertidumbre, más incertidumbre
El escenario es más que incierto. Y es algo que analizamos hace poco en otras reflexiones sobre la política chilena: en Chile hay un cambio, aunque aún no esté claro de qué se trata. Pero en esta confusión hay un dato fundamental: los tres primeros ganadores no forman parte de las fuerzas políticas tradicionales.
Por eso, las dos primeras fuerzas (aún siendo tan opuestas entre ellas) pueden ir a pescar votos de Parisi por considerar a sus votantes sujetos de un sufragio “antisistema». Algo impensado en un Chile que siempre hizo gala de su estabilidad política.
Después de una aprobación del 80% para que se reforme la constitución y de la elección por mayoría de muchos constituyentes de izquierda, una porción de la sociedad chilena eligió votar a la derecha. Desde una óptica, podemos pensar que las consignas de la izquierda tal vez se distanciaron de la vida cotidiana y, al no poder ofrecer soluciones inmediatas, ese entusiasmo se fue desvaneciendo en tiempos de pandemia y crisis económica. También la violencia que conllevaron las manifestaciones, generaron miedo y rechazo.
Además, la asociación de estos dos fenómenos fue parte de la estrategia de la derecha, un nudo que la izquierda no pudo desatar.
Hay mucho en juego para la segunda vuelta: la economía post pandemia, la canalización institucional de las protestas, el miedo que generó el conflicto en la calle, una nueva constitución que amenaza con reconfigurar todo el sistema político y la recomposición lenta de un país que está en pleno cambio.
Habrá que esperar hasta el 19 de diciembre.