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EL PLAN DE CHINA EN UN MUNDO PATAS ARRIBA
El Comité Central del PCCh aprobó el borrador del XV Plan Quinquenal (2026-2030), una hoja de ruta que combina desarrollo tecnológico, mercado interno y mejor calidad de vida para el 100% de la población, un objetivo muchas veces olvidado.
Por Fernando Capotondo
En 1954, cuando la República Popular China daba sus primeros pasos en materia industrial, una fábrica de rodamientos abrió sus puertas en Luoyang, en la provincia de Henan. Era una de las incipientes 156 obras del primer Plan Quinquenal, un proyecto que buscó levantar acero donde antes había arrozales y energía donde funcionaban lámparas de querosén. Siete décadas después, la vieja planta se transformó en Luoyang Bearing Group, una empresa que produce más de 30.000 variedades de productos de alta precisión para la industria aeroespacial, la energía eólica y los ferrocarriles alta velocidad, entre otros sectores claves del desarrollo nacional chino.
El ejemplo, rescatado por el periódico China Daily, sirve para entender que los planes quinquenales constituyen la columna vertebral de la economía china y, en buena medida, de su propio modelo político. Ocurre que todos y cada uno de estos programas de gobierno – desde el primero (1953-1957) hasta el XIV que termina este año – funcionaron como eficaces estrategias de planificación para un país que necesitó ordenarse, pensarse y proyectarse en ciclos de cinco años.
“Planificar es prever y prever es fortalecer la confianza en el futuro” es el concepto cuasi filosófico que guía a los funcionarios chinos, como ocurrió esta semana en la cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), realizada en Beijing, en la que se aprobaron las propuestas para la elaboración del XV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social (2026-2030), una iniciativa que fue calificada como “un vínculo clave entre el pasado y el futuro”, de cara a la proyectada modernización socialista de 2035.
“El desarrollo de China se encuentra en un período de coexistencia de oportunidades estratégicas, riesgos y desafíos, mientras aumentan las incertidumbres y los factores imprevistos”, afirmaron las autoridades chinas tras el evento en que el presidente Xi Jinping destacó los logros del XIV Plan Quinquenal y analizó los aspectos distintivos de un XV Plan Quinquenal cuyos lineamientos generales ya había compartido en un simposio con personalidades ajenas al PCCh, en el que priorizó la atención de “las necesidades de la población en cuanto a empleo, educación, seguridad social, vivienda, atención médica y cuidado de ancianos y niños”, informó la agencia Xinhua.

Según un documento oficial difundido tras las deliberaciones de esta semana en Beijing, el borrador del nuevo plan quinquenal incluye 6 principios y 7 objetivos estratégicos que – con alguna que otra consigna repetida – permiten vislumbrar cuál será la hoja de ruta de China en los próximos cinco años, en medio de un escenario global que no se caracteriza precisamente por la previsibilidad, sino por la ruptura de acuerdos, los abusos, las amenazas y las cada vez más frecuentes guerras arancelarias.
“La propuesta del PCCh para el XV Plan Quinquenal prioriza la construcción de un sistema industrial modernizado y el fortalecimiento de las bases de la economía real”, señaló el director de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, Zheng Shanjie.
“Para lograr los objetivos – indicó – se realizarán esfuerzos para actualizar las industrias tradicionales, cultivar y expandir las industrias emergentes y del futuro, promover el desarrollo de alta calidad del sector de servicios y construir un sistema de infraestructura modernizado”.
En efecto, China se propone apostar a una mayor autosuficiencia en ciencia y tecnología, como motor de desarrollo de las nuevas fuerzas productivas de calidad, que abarcan desde los más sofisticados semiconductores hasta los últimos adelantos de la Inteligencia Artificial (IA), la robótica y la innovación aplicada. La meta es la construcción de un sistema industrial moderno capaz de sostener la competitividad y la autonomía tecnológica, para no tener que depender de nada ni de nadie.
El ministro de Ciencia y Tecnología, Yin Hejun, explicó que las cuatro medidas para el desarrollo del sector incluyen el fortalecimiento de la innovación y los avances en tecnologías claves; la promoción de una integración entre innovación científica e industrial; el impulso al desarrollo coordinado de la educación, ciencia y tecnología y talento; y la construcción de la iniciativa China Digital.
Desde premisas como «beneficiar a los agricultores que produzcan mejores resultados», «impulsar una nueva urbanización centrada en las personas»; «esforzarse más para mejorar el bienestar público» y «dar pasos firmes hacia una prosperidad para todos», el nuevo plan quinquenal tiene como eje mejorar el bienestar de las personas, destacó un editorial de Global Times, en su análisis del comunicado difundido tras el plenario del PCCh.
Como señaló Zheng, China necesita apostar gran parte de sus fichas a la construcción de un poderoso mercado interno, para lo que deberá acelerar la estructuración de una nueva configuración de crecimiento, el desarrollo de una economía de mercado socialista de alto nivel y el aumento de la fuerza motriz del desarrollo de alta calidad.
Al respecto, el ministro de Comercio, Wang Wentao, explicó que “centrándose en el sector de servicios, se realizarán esfuerzos para ampliar el acceso al mercado”, además de otras tareas como “promover el desarrollo innovador del comercio, crear un mayor espacio para la cooperación bilateral en materia de inversión, y promover una cooperación de alta calidad en la Franja y la Ruta”.

“Convertiremos el vasto mercado chino en un campo de pruebas global, un nodo de aplicaciones y un centro de ganancias para la innovación. Ya sea de cara a la apertura o la atracción de inversiones, evitaremos los enfoques de suma cero que perjudican a otros en beneficio propio. En cambio, nos centraremos en un desarrollo mutuamente beneficioso y compartido”, indicó Wang, en lo que fue interpretado como la antítesis de algunas medidas impulsadas desde Estados Unidos.
Existe una inequívoca decisión política de promover una mayor apertura de alto nivel, y una agilización de la transición ecológica integral. China – insistieron desde Beijing – debe garantizar y mejorar “más afanosamente” las condiciones de vida del pueblo, y promover una prosperidad común para todos, en línea con el histórico logro de haber sacado de la pobreza a casi 100 millones de habitantes rurales en solo 8 años y erradicado la indigencia de todo su territorio en 2021.
Finalmente, y más allá de lo económico, el país asiático buscará inspirar la creatividad cultural y llevar la cultura socialista a su florecimiento y desarrollo; al tiempo que procurará modernizar su sistema de seguridad nacional para elevar la iniciativa China Pacífica a un nivel superior, según argumentaron las autoridades.
En un mundo que vive al ritmo del cortoplacismo y los sobresaltos, China apuesta a una política de largo aliento, con objetivos que miden el crecimiento económico, la soberanía tecnológica, la autosuficiencia energética y la cohesión interna. En ese esquema, el XV Plan Quinquenal constituye una suerte de narrativa de poder, una estrategia que busca demostrar que la modernidad no es una exclusividad del neoliberalismo económico – como aún gustan contar en Occidente –, sino que también puede seguir con éxito la brújula de una planificación socialista.
