ECONOMÍA DE PLATAFORMAS: SPOTIFY LA NUEVA PAYOLA
La empresa de streaming sueca busca ofrecer más visibilidad en los algoritmos a cambio de tarifas de pago diferenciales para los artistas.
Por Alfredo Moreno *
Las plataformas de streaming de libre transmisión (OTT) como Netflix, Amazon, Apple Music y Spotify generan modelos de negocios cada vez más concentrados en sus servicios basados en plataformas de software que conforman la nueva economía digital.
Con el lema acunado en el Silicon Valley “venimos a ayudarte”, los artistas sacrifican ingresos económicos a cambio de visibilidad en la red internet. Estas plataformas capturan el deseo de comodidad y permiten a las personas acceder de forma fácil a millones de contenidos digitalizados. No son los artistas los que se quedan con las ganancias, estos datos relacionados en notas musicales generan millonarias ganancias para las plataformas.
En 2018, el sector OTT tuvo un crecimiento del 9,7% al calor del streaming, hasta los 19.100 millones de dólares, según los datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI). Las suscripciones a las plataformas de libre transmisión se elevaron un ritmo de un 34%.
La economía de plataformas, no solo ha cambiado el modelo de negocios de la industria de la música, sino que se han convertido en “ventanilla única global” para dar visibilidad a los contenidos que ofrecen. Los debates y las políticas públicas respecto a cómo mejorar estos modelos y lograr regulaciones que sean más equitativos están pendientes.
¿Cuántas reproducciones necesitan un músico para ganar un dólar en las plataformas de OTT para la música que es servida por streaming? ¿Cuántas para alcanzar el salario mínimo?
Según los datos recopilados por The Trichordist, una asociación que postula “Artistas por una internet ética y sostenible”; para el caso de Spotify un músico necesita tener 250 reproducciones para ganar 1 dólar. Por cada reproducción pagan 0,00437u$s por reproducción. Para obtener un salario de 1.000 U$S por mes el músico debe tener 225.000 reproducciones.
Luego de anunciar sus resultados financieros, con un crecimiento exponencial de suscriptores debido a la pandemia, el CEO de Spotify, Daniel Ek, expresó “los músicos no pueden sacar música cada cuatro años y esperar que sea suficiente” en respuesta al malestar de los artistas, que sostienen que los ingresos que obtienen “no son suficientes para vivir”.
La industria musical creció un 9,7% en 2018 impulsada por el streaming, hasta los 19.100 millones de dólares, según los datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica.
Spotify líder en Podcast se fortalece en base a los algoritmos de su sistema de recomendación. Los conocimientos que implementan mediante software dan mayor visibilidad a la producción musical a cambio de tarifas de pago diferenciales para los artistas.
El nuevo servicio producido por algoritmos y datos es un avance de su modelo de negocios que se parece mucho al modelo de Payola utilizado por RCA Víctor a principios del siglo XX. La base de esta práctica, fundada en la necesidad de los músicos para dar a conocer su música en radio y televisión, de modo de tener difusión y obtener mayor valor económico en el mercado de consumo discográfico.
Desde Spotify afirman que el objetivo es servir a los usuarios (ciudadanos) en su plataforma y asegurar que se reproduzca “la canción adecuada”, quieren reforzar sus algoritmos de modo que estos aprendan que tipo de canciones se escuchan, las horas en las que se reproducen, las listas a las que se agregan y los gustos de usuarios con comportamientos similares, es decir personalizar el consumo.
Para ayudar a que una canción suene más o sea más veces reproducida, la plataforma de OTT propone que los músicos usen esta herramienta que buscará que las canciones se acomoden mejor a los algoritmos y se reproduzcan más El experimento se llama Discovery Mode que permitirá a los artistas y a las discográficas influir en las canciones seleccionadas por su algoritmo para obtener recomendaciones personalizadas.
El Modo Descubrimiento funciona en base a que una discográfica o un artista identifique una pista que quiere priorizar. El sistema de recomendación agrega esa señal al algoritmo que determina las sesiones de escucha personalizadas o de reproducción automática en los canales de radio que conforman los servicios de la plataforma.
Los artistas y los sellos discográficos no están obligados a pagar nada por adelantado por esto, pero al optar por ello, aceptan que se les pague una tarifa de derechos de grabación más baja por las transmisiones en esas sesiones personalizadas (en Radio y Autoplay). Pueden optar por no participar, y cuando lo hagan, la canción seguirá siendo reproducida en Radio y Autoplay, pero no se le dará prioridad y entonces obtendrán la tasa estándar (la actuales) de regalías de grabación por esas transmisiones.
Spotify impulsa 16 mil millones de artistas en Modo Descubrimiento cada mes. Afirma que los artistas deberían tener voz y voto en lo que sus seguidores están descubriendo. Eso significaría que los 320 millones de usuarios mensuales de la plataforma escucharán a un artista que nunca antes habían escuchado producto del algoritmo Discovery Mode de su sistema de recomendación.
Desde Sindicato de Músicos y Trabajadores Afines (UMAW por sus siglas en inglés), sostiene que Spotify es la plataforma más dominante en el mercado de transmisión de música. La compañía detrás de la plataforma de transmisión continúa acumulando valor, pero los trabajadores de la música en todas partes ven poco más que centavos en compensación por el trabajo que realizan.
Todo el ecosistema de música en vivo ha dejado de funcionar y producir debido a la pandemia del COVID -19, los trabajadores de la música dependen más que nunca de los ingresos por transmisión. En este contexto desde UMAW hacen un llamado a Spotify para que ofrezca mayores pagos de regalías, transparencia en sus prácticas y deje de luchar contra los artistas. Proponen un centavo por reproducción (play), que se adopte un modelo de pago centrado en el usuario, que se hagan públicos todos los contratos que se firman a puerta cerrada, que se acrediten todo el trabajo en las grabaciones, entre otras demandas.
El capitalismo de plataformas
Las plataformas son un tipo de empresa que se caracteriza por proporcionar infraestructura para intermediar entre diferentes grupos de cliente que llaman usuarios. Al mismo tiempo, en su desarrollo, despliegan tendencias monopólicas impulsadas por efectos de red internet. Una de las características de estas empresas es que hacen uso de subvenciones cruzadas para captar diferentes grupos de usuarios. Para ello tienen una arquitectura central establecida que controla las posibilidades de interacción. Todas esas características hacen de las plataformas modelos de negocios claves para extraer y monopolizar datos.
Las plataformas dependen de los “efectos de red” o “bola de nieve”, es decir, mientras más numerosos sean los usuarios que hacen uso de una plataforma, más valiosa se vuelve esa plataforma y concentra más poder en la negoción contractual con los artistas productores de contenidos. Por el efecto “bola de nieve”, tienen una tendencia intrínseca hacia la monopolización del sector en el que operan y a vincularse cada vez más estrechamente con el sector financiero.
Las Big Tech, aprovechan las fuerzas combinadas de conectividad a Internet y las capacidades crecientes de procesamiento computacional para utilizar métodos de la inteligencia algorítmica y obtener ventajas competitivas derivadas del aprendizaje que realizan los algoritmos en base a datos externos a través de modelos de computación cognitiva. Los datos y los algoritmos son el motor de las economías de plataformas.
Está “energía limpia” que enciende el motor de la economía digital, es universalmente reconocida por las corporaciones en los encuentros globales de negocios como el Foro Económico Mundial. El problema es que los datos como recurso económico casi nunca figuran en las discusiones de políticas a nivel global. A nivel nacional, sus menciones siguen siendo en su mayoría muy generales o incipientes. El valor surge una vez que los datos se transforman en inteligencia digital y toman un valor económico a través de su utilización comercial.
Para la Argentina y Latinoamérica el problema más importante está en los derechos económicos sobre los datos que fluyen internamente y en la regulación de las plataformas de OTT. Estos no son derechos de propiedad intelectual de los recolectores de datos de las plataformas, sino son derechos de las personas, los grupos sociales, las comunidades, los pequeños y medianos actores económicos.
No debemos renunciar a las políticas económicas en torno a los datos. Los flujos de datos globales con confianza y protección de los derechos económicos y culturales nos interpelan a debatir y proponer modelos alternativos centrados en el productor y el ciudadano consumidor.
Podemos proponer el almacenamiento de los contenidos (Datos) en territorio local. Es decir, cada Nube de almacenamiento deberá tener sus servidores físicos alojados en territorios nacionales o comunidad de naciones no alineadas digitalmente con los grandes centros del poder tecnológico.
El libro publicado por Caja Negra editora, “Capitalismo de plataformas”, Nick Srnicek su autor puntualiza: “En tanto y en cuanto Amazon se convierta en el comercio electrónico donde se compra y vende todo, Google en la forma básica de entrar a Internet y Facebook en el mecanismo más simple para comunicarte con el resto de la sociedad, son argumentos más que suficientes para considerarlas servicios públicos. O bien las regulamos mucho, o las convertimos en elementos de titularidad pública. Hay que regularlos más allá de la empresa privada. Son bienes públicos. O regulamos más a las grandes tecnológicas o las convertimos en empresas públicas”.
*Profesor TIC en Univ. Nac. de Moreno