REVISTA PPV – Periodismo Por Venir

¡Saltá el cerco medíatico!

DEL 9 AL 10 PASARON 4

DEL 9 AL 10 PASARON 4

Por Beatriz Chisleanschi

El 9 de diciembre del 2015, la Plaza de Mayo (siempre la Plaza de Mayo) fue testigo de un acontecimiento histórico, Cristina Fernández de Kirchner dejaba su mandato presidencial ante una plaza repleta de un pueblo que le fue a manifestar su amor, su agradecimiento por los 12 años de políticas inclusivas, de tener en cuenta al otrx.

Ese día, había lágrimas en los ojos en muchxs de lxs miles que se acercaron a despedir a su líder política, y un canto se transformó en himno de la resistencia “A volver, a volver, vamos a volver”.  Una simple estrofa que encerraba esperanza, y mucho de ilusión.

El 10 de diciembre, pero de 2019, nuevamente una multitud (incalculable) colmó la Plaza de Mayo, ya no para despedir, sino para recibir. Asumieron Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, asumieron lxs desclasadxs, lxs excluidxs, lxs científicxs y lxs artistas, lxs desocupadxs y lxs jubiladxs. Asumió,  nuevamente, el pueblo. Y así fue que un nuevo grito se hizo común “Presidente, Alberto Presidente”, acompañado por “Volvió Cristina, la pqtp”.

Y entonces, ese himno de resistencia que sonó en distintos actos políticos, en encuentros con amigxs, y hasta en algún que otro recital, se hacía realidad y el “Vamos a Volver” se transformaba en un ideario político: “Volvimos para ser Mejores”.

Dos multitudinarias fiestas populares, el 9 y el 10 de diciembre, y en el medio cuatro años de neoliberalismo, cuatro años de un genocidio social que dejó en el camino a pibxs con hambre, desocupadxs, pobreza, indigencia, fábricas cerradas, inflación y una deuda impagable, entre muchos otros. Al respecto describía Alberto Fernández  en su primer discurso como presidente ante la Cámara Legislativa:

“Hoy el desempleo afecta a casi un 30 por ciento de los jóvenes y, aún en tasas más altas, a las mujeres jóvenes. Hay más de 1.200.000 jóvenes que no estudian ni trabajan.”

La inflación que tenemos actualmente es la más alta de los último 28 años. Desde 1991, la Argentina no tenía una inflación superior al 50 por ciento.

La tasa de desocupación es la más alta desde 2006.

El valor del dólar pasó de $ 9 a $ 63 en solo cuatro años.

El PBI de 2019 es el más bajo de la última década. La pobreza actual está en los valores más altos desde 2008. El PBI per cápita es el más bajo desde el año 2009.

La deuda externa en relación al PBI está en su peor momento desde el año 2004.

La indigencia actual está en los valores más altos desde 2008.

El nivel de producción industrial hoy es equivalente al del año 2006: retrocedimos trece años. El empleo industrial registrado tiene el nivel de 2009. La cantidad de empresas es equivalente al nivel registrado en 2007: retrocedimos doce años. Se cerraron 20 mil empresas en cuatro años. De ellas, 4.229 eran empresas industriales.

El PBI industrial cayó un 12,9 por ciento, comparando el primer semestre de 2019 contra el mismo período de 2015. 23 de las 24 ramas de la industria bajaron su nivel de actividad en 20018 respecto de 2015.

En estos cuatro años se perdieron en la industria más de 141 mil empleos registrados del sector privado. En términos interanuales, el empleo industrial registrado lleva 42 meses consecutivos de destrucción. Detrás de estos terroríficos números, hay seres humanos con expectativas diezmadas.”

Cuatro años antes, en ese discurso de despedida, la actual Vicepresidenta anticipaba lo que iba a pasar en el país y ante esto le habló a su pueblo. “Cada uno de ustedes, 42 millones de argentinos, tiene un dirigente adentro. Y que cada uno de ustedes, cuando sienta que aquellos en los que confió y depositó su voto los traicionaron, tome su bandera y sepa que son los dirigentes de sus destinos y constructores de sus vidas. Esto es lo más grande que le he dado al pueblo argentino: el empoderamiento popular, el empoderamiento al ciudadano, el empoderamiento a las libertades y el empoderamiento a los derechos.”

El regreso al gobierno comenzaba a construirse desde ese mismo 9 de diciembre del 2015.

El pueblo, con el que tejió un lazo de amor indestructible, se empoderó y salió a las calles desde el primer minuto de gobierno macrista, aún cuando la dirigencia estaba golpeada por la derrota en el balotaje. Esas calles que siempre fueron del pueblo, pero que se habían tomado doce años sabáticos, comenzaron a llenarse de pasos nuevamente rebelándose ante cada injusticia, ante cada cierre de empresas, ante cada despido. No hubo represión que valga para que se deje de marchar, de protestar, de luchar.  Y así fue hasta el último día del gobierno de Macri.

En el marco de un discurso de los medios hegemónico cada vez más concentrado y una mentira cada vez más organizada, los medios comunitarios y populares y las Redes Sociales y de mensajería cumplieron un rol preponderante en ese proceso de resistencia activa que se llevó adelante durante los cuatro años neoliberales.  Fueron los que le pusieron voz a una realidad que era ocultada por los grandes medios, los que analizaban e invitaban a reflexionar sin medias tintas, los que cubrían cada acción de lucha, los que democratizaban la palabra. Tal es el caso de Revista Periodismo por Venir (PPV), como tantos otros. Algún día habrá que escribir la historia del rol vital que cumplieron estos medios para que el macrismo sólo esté cuatro años en el gobierno. Y del rol que comenzarán a cumplir para acompañar la reconstrucción del país.

“(…) vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social. Un contrato social que sea Fraterno y Solidario. Fraterno, porque ha llegado la hora de abrazar al diferente. Solidario, porque en esta emergencia social, es tiempo de comenzar por los últimos, para después poder llegar a todos. Este es el espíritu del tiempo que hoy inauguramos. Con sobriedad en la palabra y expresividad en los hechos.” -arrancó el nuevo presidente, Alberto Fernández, su discurso.

Son tiempos de reestablecer los lazos solidarios fraternos y sororos.

Parecían eternos, invencibles.

Parecía que el sentido común del individualismo y del sálvese quien pueda había triunfado.

Parecía, pero una vez más la historia dio muestra de que siempre hay por donde entrarle a la contradicción, que la lucha, la militancia, la movilización y la unidad vencen, aunque sea por oleadas (como diría Álvaro García Linera).

«Presidente, confíe siempre en su pueblo. No se preocupe por las tapas de un diario. Preocúpese por llegar al corazón de los argentinos y ellos siempre van a estar con usted». -le dijo Cristina a Alberto, retomando a Evita pero pasándole un legado no menor, el amor de un pueblo a esa morocha (a veces más rojiza) que supo ganarse el corazón de un porcentaje alto de argentinos.

«A la meritocracia del individualismo, vamos a imponerle la solidaridad que siempre nos hizo vivir. Somos un movimiento político que nació para ser solidario con el prójimo», definió Alberto Fernández.

No será fácil, el país se reconstruirá con todxs y entre todxs, pero si hay firmeza y voluntad política, será, sin duda, más sencillo.

Del 9 al 10 pasaron 4, pero volvimos para ser mejores. 

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