Arde la agenda (anti) derechos del Gobierno
DE LA DEFENSA POR OMISIÓN DE LA PEDOFILIA HASTA LA NEGACIÓN DE LA IDENTIDAD DE GÉNERO
Por María Quintero
La Libertad Avanza explota puertas adentro, pero en medio de esa pelea afloran las más repudiables bases sobre las cuales se sustenta la ideología de esta fuerza de extrema derecha.
Desde el delito más leve, como la denuncia de corrupción a Milei, comparado, claro, con el resto de los que figuran en los carpetazos que vuelan de un lado a otro, hasta el cero repudio o explicación como gobierno y fuerza política de las pruebas de pedofilia encontradas contra el diputado, Germán Kiczka, de la Libertad Avanza y del riñón político de Patricia Bullrich. Sí, de Patricia Bullrich, la actual ministra de Seguridad y encargada justamente de encontrar a Kiczka, hoy prófugo de la justicia.
En el medio, estos últimos días se sucedieron declaraciones que no solo corren el límite de qué es discutible en nuestra sociedad, sino que se amplifican como “nuevo debate” desde el poder de la maquinaria mediática en favor de la construcción de un relato más que peligroso para nuestros 41 años de democracia, libertad de expresión y avances en términos de justicia social, igualdad e igualdad en la diversidad.
El ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, se presentó el martes 27 de agosto en la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados donde vomitó un discurso basado en lo que para él significa “preservar a la familia” y promover “los valores patrióticos”. En ese marco, Cúneo Libarona arremetió contra los feminismos y la identidad de género y dijo que rechaza a “las identidades sexuales no alineadas con la biología”.
El derecho a la identidad de género es un derecho conquistado en el año 2012 con la Ley de Identidad de Género producto de años de lucha del movimiento de la diferencia de sexogenérica y de los feminismos. Una ley de avanzada a nivel mundial sustentada en las bases de la libertad, la igualdad, el respeto a la identidad y los derechos humanos.
No es casual que Cúneo Libarona arremeta sobre un derecho a la identidad conquistado desde las bases populares y anclado en la larga lucha por los derechos humanos. La lucha por la identidad de género compartió un largo recorrido con la lucha por el derecho a la identidad que llevaron adelante las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y de todos los organismos de Derechos Humanos.
Mientras esto pasaba en Diputados, en el Senado, Victoria Villarruel reaparecía en un acto apologista del terrorismo de Estado con un discurso revisionista sobre lo logrado con los juicios de Lesa Humanidad contra los genocidas. Un discurso provocador y con una fuerte impronta en términos de la batalla cultural que se dispuso a dar el gobierno respecto a las políticas de derechos humanos de la democracia. «Reabriremos todas las causas de víctimas del terrorismo para que sea la Justicia la que haga lo que debió hacer hace más de 20 años “, sostuvo Villarruel. Esta intervención se da en el marco de la fuerte polémica y repudio por la visita de las y los diputados de La Libertad Avanza (LLA) a los genocidas presos por delitos de Lesa Humanidad (violaciones, robo de bebe, desapariciones, vuelos de la muerte, entre otros vejámenes cometidos entre 1976 y 1983). Visita que terminó con la expulsión de la diputada Lourdes Arrieta y una denuncia de violencia de género contra el presidente de la cámara de Diputados, también de LLA, Martín Menem.
Entre bambalinas y el fuerte avance de una línea negacionista/apologista y antiderechos desde el gobierno, voló el carpetazo desde las páginas del diario La Nación contra Javier Milei de parte del operador político Hugo Alconada Mon que acusó al actual presidente de emitir facturas truchas y usurpar el título de doctor.
Siempre es válido recordar que La Nación fue uno de los diarios (junto a Clarín y La Razón) que se apropió de las acciones de la empresa Papel Prensa durante la última dictadura cívico militar.
La interna arde, pero ambas fracciones son nefastas. Por un lado, tenemos a quienes parecen bancar pedófilos y, por el otro, quienes bancan genocidas, violadores y torturadores. En el medio, la intención de llevarse puestos los derechos conquistados y las bases de derechos humanos sobre la cual se cimentaron más de 40 años de democracia.