CRECE EL HISTORIAL CRIMINAL DE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD

Brasil:

CRECE EL HISTORIAL CRIMINAL DE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD

Por Miguela Varela

En el marco de un contexto cargado de crisis económica, internas políticas e inundaciones que azotan Río de Janeiro, un hecho se perdió en el mar de las noticias. El pasado fin de semana se sumó un nuevo homicidio al historial de las fuerzas de seguridad brasileras. El domingo 9 de abril, el Ejército fusiló con 80 tiros al músico Evaldo Rosa dos Santos, tras confundirlo con un sospechoso en Río de Janeiro.

Si bien ya son 10 los soldados detenidos por este hecho, la primera versión de los involucrados fue alegar que habían sido atacados por el auto del músico quien se dirigía a una fiesta infantil con su esposa y su hijo. Sin embargo, alegando “inconsistencias” en los relatos y después de que los peritos determinaran la inexistencia de armas dentro del vehículo, se procedió a las detenciones. Una vez difundida la noticia, se esperaban las declaraciones del gobierno de Jair Bolsonaro quien, a través del Portavoz de la Presidencia, Otávio do Rêgo Barros, declaró al diario O Estado de Sao Paulo que el hecho fue un incidente. Al respecto aclaró: «El Comando Militar del Este y el Ejército Brasileño están acelerando una investigación policial militar, que está siendo acompañada por la Justicia Militar y el Ministerio Público».

El hecho va en consonancia con las políticas prometidas por el flamante alcalde carioca, Wilson Witzel, fiel impulsor de las políticas de mano dura, quien ya había declarado apenas un mes atrás que la policía de Río recurre a francotiradores para disparar a distancia a sospechosos armados. No obstante, su política represiva no hace más que incrementar la violencia en las calles.

Un claro antecedente fue lo ocurrido el último 8 de febrero, cuando un operativo policial irrumpió en una favela del barrio Santa Teresa y causó 13 muertes. Algo similar sucedió la primera semana de abril en las inmediaciones de San Pablo, cuando otra vez la Policía mató a 10 hombres durante un intento de robo al Banco do Brasil y Santander Brasil en las cercanías de San Pablo.

Según un informe del Gobierno Nacional, durante los dos primeros meses de su mandato, la policía de Río de Janeiro asesinó a 305 personas, lo que representa un aumento del 17,6% respecto del mismo período de 2018.

Ya a mediados del año pasado, la organización Foro Brasileño de Seguridad Pública publicaba cifras alarmantes: más de 63.000 personas habían sido asesinadas durante el año 2017, un 3% más que el año anterior. Lo que arrojó un récord de 175 muertes por día. El informe fue tan aterrador que dejó a México por detrás de estas cifras con un número inferior de asesinatos per cápita. Otro dato de importancia fue el origen de las víctimas, quienes en su mayoría son jóvenes pobres y de raza negra, como Evaldo Rosa dos Santos.

Fue recién con la muerte de Marielle Franco, cuando se rompieron los cercos mediáticos y se expuso esta problemática. Con menor impacto mediático, el exilio del diputado de izquierda Jean Wyllys tras recibir amenazas de muertes, también demuestra el recrudecimiento de la violencia que se vive en Brasil.

Según la ONG Fogo Cruzado, entre febrero y diciembre de 2018 aumentaron un 40% las muertes de civiles en acciones policiales.

Esta realidad no pertenece solamente a los estados de Río de Janeiro y San Pablo, sino a todo el país. Brasil registró en 2018 la tasa más altas de homicidios en su historia, según el Atlas de la Violencia que publicó el Instituto de Investigación Económica Aplicada. Estos números transformaron a Brasil en uno de los países más peligrosos del mundo, en contradicción con las promesas de Bolsonaro, que apuntan a combatir la violencia y el crimen organizado.

Si bien el accionar de las fuerzas represivas tiene un historial de abuso, desde la militarización impulsada por Michel Temer los casos se han multiplicado. No obstante, el caso del músico asesinado irrumpe en los medios brasileros y expone un entramado mafioso de múltiples protecciones que van desde la Policía, pasando por las Fuerzas Armadas y llega hasta los confines de la Justicia.