A 70 años del bombardeo a Plaza de Mayo
COMO EL AGUA, LOS PUEBLOS SIEMPRE PASAN
Por Claudio Corriés
Venimos escuchando, cíclicamente, la necesidad de “memoria completa” frente a cada referencia a las atrocidades perpetradas desde el Estado por la dictadura cívico militar. Los “memoriacompletistas” se refieren a los “crímenes realizados por organizaciones armadas en los 70”.
Pero, el horror de bandas armadas tiene un antecedente inmediatamente anterior: los comandos civiles revolucionarios o simplemente llamados Comandos Civiles que organizaron una lucha armada contra el gobierno constitucional a partir de 1951.
Estos grupos paramilitares y parapoliciales promovidos e integrados por cuadros de la Unión Cívica Radical, el Socialismo de Américo Ghioldi, la Acción Católica, varios obispos, personajes públicos que nunca obtuvieron representación popular mediante el voto, y hasta el partido comunista, realizaron infinidad de atentados al margen de la ley. Bombas, asesinatos, intentos de masacres (como la del 15 de abril de 1953 en el hotel “Mayo” y el subte A en Plaza de Mayo). Decenas de bombas en unidades básicas, la bomba debajo del Obelisco en 1955 y decenas de etc. Su éxtasis republicano fue el bombardeo de Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955 cuando asesinaron a más de 300 argentinos.
Muchos de esos cuadros, una vez proscripto el peronismo, ocuparon cargos de relevancia en gobiernos supuestamente democráticos y republicanos como el de Frondizi e Illia, quienes accedieron al poder gracias a la prohibición de las mayorías y que son presentados como ejemplos de conducta y honor. Por caso el Dr Illia que pintan como un viejito bueno y que integró a su gabinete a decenas de militantes de ese grupo paramilitar, gentuza con las manos manchadas de sangre. Esos gobiernos, títeres de los milicos, fueron rajados a patadas en el culo cada vez que amagaron moverse un milímetro de las órdenes que sus mandantes les imponían.
He aquí algunos nombres de los comandos civiles asesinos que gozan de estima publica:
- El periodista y escribiente de discursos de los dictadores Mariano Grondona
- El capitán Francisco Manrique, (el del PRODE)
- El diputado radical Mauricio Yadarola, luego embajador en USA por la dictadura de Aramburu. En Córdoba una calle lleva su nombre.
- El diputado radical Miguel Ángel Zabala Ortiz. Luego canciller del “demócrata” Illia, le negó en 1964 el retorno al país a un expresidente constitucional diciendo defender la Constitución.
- Carlos Burundarena (una especie de “jefe” de los Comandos Civiles, el papá de la dibujante Maitena), Ministro de Educación de la dictadura de Viola, docente de la UNLP y la UCA.
- El cura Septimio Walsh (el defensor de la educación “católica”)
- Carlos Alconada Aramburu (ministro de Educación de Illia y de Alfonsín), tío del periodista Alconada Mon.
- El general (con minúscula) Benjamín Menéndez (el tío del genocida).
- Federico Pinedo (el padre del fugaz presidente)
- Arturo Matov (el papá del asesino de 2001, Enrique Matov, condenado a 4 años en dos instancias y que espera la sentencia definitiva de la Corte amiga)
- Roque Carranza “El ingeniero” (un estudiante crónico que, en 1952, a los 36 años, seguía siéndolo). Ministro de Illía y Alfonsín. El autor del mayor atentado criminal en el subte (15/4/53) homenajeado hoy con su nombre en una estación de subte, tomá pa vos.
Nunca pagaron por sus crímenes. Sus partidos políticos promovieron que sean premiados con calles, plazas, escuelas, estaciones, presentados como ejemplo de democracia.
Así que cuando hablemos de “memoria completa”, empecemos por estos asesinos que iniciaron el horror.
Después estaba la mesa servida para la venganza, para la venganza de la venganza y así hasta el fin. Las proscripciones, la persecución, los fusilamentos, las bombas, la cárcel, las desapariciones solo generan resistencia: pacífica o de la otra. Tomen nota quienes decretan “el fin de”.
Desde el fusilamiento de Dorrego nunca pudieron, nunca podrán. Porque, como el agua, los pueblos siempre pasan.