CHINA NO QUIERE PERDER MÁS DE 15 MINUTOS
Por Fernando Capotondo
El país que todos llaman “el gigante asiático” – por su población, superficie, cultura, economía o el argumento que prefieran – anunció que en los próximos 5 años creará 10.000 “círculos de vida comunitaria a 15 minutos”, para facilitar el acceso de cientos de millones de residentes urbanos a los servicios considerados esenciales. “La intención es que aquellos que pierden demasiado tiempo para llegar a un hospital, por citar un ejemplo, lo puedan hacer caminando desde sus hogares en menos de un cuarto del reloj”, explicaron fuentes del Ministerio de Comercio de la República Popular China (MOFCOM), el organismo que encabeza la planificación.
Según un reciente informe del MOFCOM y otros ocho entes gubernamentales, estos nuevos centros urbanos tendrán la obligación de brindar una atención integral a los ancianos, ofrecer un mayor número de instalaciones públicas de cuidado infantil, y garantizar un acceso general a la salud y a todos los servicios comunitarios.
En materia financiera, ofrecerán exenciones impositivas y rebajas de alquileres a los negocios de interés público, pero de bajo rendimiento (como pequeños talleres de reparaciones); al tiempo que brindarán subsidios especiales para la renovación de centros comerciales comunitarios y mercados de productos frescos. En el otro extremo, realizarán una fuerte apuesta a rubros comerciales que vienen en ascenso, como los restaurantes especializados, las nuevas librerías/centros culturales y las cada vez más populares tiendas de mascotas.
A partir de estas premisas generales, el gobierno chino seleccionará – de cara al 2023 – un centenar de ciudades piloto, donde por cada 100 hogares cederá al menos 30 metros cuadrados para instalaciones de servicio comunitario. “Los vecinos podrán acceder a todo lo que necesitan a una distancia de 15 minutos a pie desde sus hogares”, insistieron desde Beijing.
Nada nuevo bajo el sol
Si bien estas “ciudades de 15 minutos” tuvieron su origen en Europa en 2016, es justo señalar que China las adaptó en clave propia y las expandió a un ritmo sin precedente, a punto tal que en el período 2018-2024 surgieron 4.335 comunidades, con 107.000.000 de beneficiados, consolidándose como política nacional en materia urbanística en el XIV Plan Quinquenal (2021-2025).
Su rápido crecimiento y aceptación en China obedeció a que las autoridades entendieron que el concepto no era algo rígido, sino que podía – y debía – adaptarse a las necesidades de cada ciudad, más allá de las obvias ventajas que iba a generar para el ciudadano común.
En Shanghái, líder desde 2018 con más de 500 “círculos”, el 99% de la población tiene acceso a servicios básicos en un radio de 15 minutos a pie, gracias a la rápida combinación de parques, consultorios médicos, áreas residenciales y centros comerciales comunitarios.
Beijing transformó sus tradicionales hutongs en el distrito de Dongcheng, a partir de la creación de una serie de corredores de servicio que conectan la administración local, con comercios y espacios culturales. El proyecto se enfocó en la renovación de barrios antiguos y en población de mayor edad, garantizándoles el acceso a los centros de salud.
Hangzhou fusionó el modelo con su sistema de ciudad inteligente a partir del uso de aplicaciones móviles para mapear y optimizar la distribución de los servicios básicos. También combinó los “círculos” desde una mirada ecológica, que agregó corredores verdes y ciclovías. Barrios como el de Gongshu desarrollaron sendas peatonales que conectaron escuelas, mercados y estaciones de transporte público, en un recorrido que no llega al cuarto de hora.
Shenzhen incorporó el concepto de 15 minutos en sus nuevos desarrollos urbanísticos del distrito de Nanshan, con una planificación que les permitió ubicar los principales centros comunitarios en radios de 800 metros alrededor de cada circuito residencial.
Changdu, Wuhan y Xi’an priorizaron, respectivamente, la integración de los espacios verdes, la resiliencia frente a condiciones climáticas extremas y la preservación del patrimonio cultural dentro de los círculos comunitarios.
15 minutos con características chinas
A diferencia de lo ocurrido en otros países, China amplió el concepto de “círculos de vida comunitaria” con un enfoque de gobernanza integral, que incluyó políticas de bienestar social (centros de atención a ancianos, subsidiados por el gobierno), combinó una moderna infraestructura digital (códigos QR para acceder a servicios públicos), y alineó toda la planificación urbanística con los objetivos nacionales de “civilización ecológica” y “armonía social”.
La búsqueda de China no se limitó a descongestionar las megalópolis, como ocurrió en algunas ciudades de occidente, sino en garantizar que los servicios básicos llegaran a cada barrio como una extensión del desarrollo nacional.
El documento “Shanghái 2035” (el plan maestro urbano de esa ciudad para el período 2017-2035) habla de “completar funciones de educación, cultura, sanidad, ocio y empleo en el radio de una caminata”, una definición que convierte a la idea en engranaje del modelo socialista de modernización.
No se trata solo de acercar un supermercado o una parada de tren, sino de organizar la vida cotidiana en torno a un ecosistema completo, donde la escala humana conviva con la ambición de un país que piensa, y siente, en millones.
Un funcionario municipal de Chengdu lo resumió bien sencillito al decir que estos lugares ofrecen “no solo servicios de consumo convenientes, sino también experiencias culturales accesibles para los ciudadanos”, según un informe del Diario del Pueblo, uno de los principales medios chinos.
Quizás, ahí pueda encontrarse la diferencia más profunda. Mientras en otros países estas iniciativas son un proyecto urbano en construcción, en China responden a políticas de Estado que buscan mejorar la cotidianeidad de comunidades enteras. La comparación cierra sola: en occidente se habla del tiempo, en China se lo diseña. Todo en 15 minutos.