A 41 años del golpe Cívico-Militar

Y USTED, PREGUNTARÁ POR QUÉ MARCHAMOS

Por Giuliana Antonella Zocco
Fotografía: Walter Velazquez, Cecilia Markic

El 23 de marzo de 1976 María Estela Martínez de Perón tuvo su última reunión con los altos mandos del ejército. Antes de la una de la madrugada del 24 de marzo, Isabelita ya estaba detenida y separada de la Presidencia de la Nación. Para las 10 de la mañana, mediante Cadena Nacional ya se habían emitido más de 25 comunicados oficiales. Pasadas las 15:30 asumen el gobierno nacional de facto, el General Videla, el Almirante Massera y el Brigadier Agosti, con ellos se afianzaba la censura, revivía la tortura y se instalaba un genocidio contra los que ellos llamaban «Enemigos de la Nación».

Las madres de la plaza aparecieron casi en simultáneo. Durante el primer año fueron secuestrados, torturados y desaparecidos estudiantes secundarios y universitarios, docentes, científicos, militantes sindicales, y todo aquel que fuera un sujeto con conciencia de organización. Sus madres comenzaron la búsqueda y visibilización de la coerción estatal. En una sociedad signada por el miedo y el silencio toda puerta fue en vano (comisarías, juzgados, recursos de amparo y hábeas corpus). El 30 de abril de 1977 hicieron su primera marcha en plaza de mayo. Con un pañuelo en la cabeza, en pequeños grupos y caminata constante dieron el presente alrededor de la Pirámide de Mayo. Antes de que la sociedad pudiera mirarlas estaban listas y organizadas, habían aprendido de la cuota de clandestinidad que serviría como arma y protección. Y también se convirtieron en amenaza. Esther Ballestrino, Azucena Villaflor y María Ponce de Bianco fueron secuestradas y desaparecidas meses después de la primera ronda, al igual que sus hijos, como amedrentamiento por parte del autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional.

El grito de las abuelas perforó también con firmeza. Pugnaron por la aparición con vida de sus hij@s y sus niet@s secuestrados junto a sus padres o nacidos durante el cautiverio.

Hoy, 30 mil víctimas después, casi tres mil imputados en juicios de Lesa Humanidad, setecientos condenados y ciento veintiún nietos recuperados, somos millones los que levantamos las banderas de la memoria, la verdad y la justicia.

Genocidio económico y censura de ayer y hoy. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia
Perpetuar procesos políticos en el poder, que atentan contra los derechos adquiridos de un pueblo con conciencia, requiere de una minuciosa articulación del adoctrinamiento por medio de la propaganda y la modelación de la opinión pública.

La construcción de sentido entró entonces nuevamente en disputa: La Junta Militar contaba con el respaldo de los grandes medios y su reputación los legitimaba. Desde la resistencia, el equipo de Prensa Latina, la agencia cubana de noticias, sufrió amenazas y exilios. Uno de sus cofundadores, Rodolfo Walsh, denuncia en su «Carta Abierta a la Junta a Militar» las desprolijidades que embarraban a altos mandos militares y cargos de la policía. En las escuetas líneas revisaba las aberraciones cometidas durante el primer año de gestión de facto, su exilio, su mordaza y la pérdida de su hija. Dos días después era desaparecido por el terrorismo de Estado, su obra, su oficio y su militancia se convertirían en símbolo y emblema.

Así como, a menor escala, funcionaron gráficas montoneras que divulgaban la prensa de la resistencia, como lo fue la Casa de los Conejos en La Plata, imprenta de la Revista Evita Montonera y bombardeada durante una hora – Chicha Mariani aún continúa con la búsqueda de Clara Anahí, su nieta, hija de Daniel Mariani y Diana Teruggi-.

La agencia ANCLA fue fundamental. Como sus siglas lo indicaban «Agencia de Noticias Clandestina», de herramientas precarias pero espíritu constante, fue instrumento de combate comunicacional de periodistas y militantes montoneros. Testigo del exilio, formadora y captadora de las impresiones de la prensa internacional, divulgó secuestros, funcionamiento de campos de detención y tortura como la Escuela de Mecánica de la Armada, Campo de Mayo o el Pozo de Banfield. Se encargó de evidenciar los vejámenes sufridos en cautiverio, la aparición de cuerpos bajo la puesta en escena de guerra constante y el modus operandi de los conocidos «vuelos de la muerte». Se abocó a inmiscuirse en las rupturas y pequeñas pujas políticas al interior de la junta militar y acusó a los responsables del plan económico que mantenía al pueblo rehén.

El 2 de abril de 1976, Martínez de Hoz propuso un derrumbe sistemático de la economía argentina. Existía en la cristalización de las relaciones de los ciudadanos y este una doble relación: Se necesitaba acallar a aquellos que pudieran incitar a la protesta contra estos embates; se necesitaba ajustar a la ciudadanía para que no se salga de la raya. Las medidas comprendieron la implementación de un liberalismo feroz. La apertura de importaciones desarmó por completo la industria argentina – este marzo la consultora FIEL confirmó una caída en febrero de 9,5% en la producción industrial (IPI) – lo cual duplicó los índices de desempleo y pobreza, la mortalidad infantil sufrió un incremento que sobrepasó el 30%. La devaluación se convirtió en rutina y con el techo paritario, que luego decantó en la congelación de salarios, los trabajadores vieron altamente afectado su poder adquisitivo y calidad de vida. Además de la toma de deuda externa, en 1982 se estatizó la deuda pública de aquellas empresas que mantenían buenos y cercanos términos con el gobierno. Entre los 14.000 millones de dólares de los que se hizo cargo el Estado Argentino figuraban las deudas de Sevel y Socma, firmas del Grupo Macri. El mismo apellido, 41 años después, a la cabeza del gabinete nacional ya superó los 40 millones de dólares en deuda pública y repite, cual manual Santillana, el paso a paso que nos dejó una pesada herencia marcada en los bolsillos de los laburantes argentinos y su futuro.

Así como la última dictadura cívico-militar entregó Papel Prensa a la “tribuna de doctrina” y al “gran diario argentino” (acciones minoritarias a La Razón) luego de expropiarla a la familia Graiver – operativo y estafa reconocidos por Camps, quien estaba al mando de la policía bonaerense -, el actual proceso político le arrebató al pueblo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, 26.522 (LSCA) concebida y reconocida internacionalmente por la coparticipación de la ciudadanía en su redacción. Por decreto de necesidad y urgencia ¡vaya prioridades! – se eliminaron los órganos de gobierno democrático y se reestableció una tutela del Poder Ejecutivo, los mismos actores, hoy constituidos multimedios, fueron favorecidos con la gracia de seguir alimentando un sistema concentrado, oligopólico, que consagre la capacidad de un grupo social de ejercer la dirección intelectual y moral sobre la sociedad y su conciencia objetivada.

De más está aclarar que la mayor arma es el desfinanciamiento de la comunicación alternativa, aquella que no va en línea con el discurso hegemónico, y que lejos de poder acceder a los fondos de fomento y licencias que reservaba la LSCA (33%) tampoco pueden auto sostenerlos en un contexto de ajuste, recesión y mucho mes a fin de sueldo.

La convergencia estratégica es siempre la misma: el Pueblo sin lo que es del Pueblo, hambre, miedo, represión y silencio.

Miente, miente, que algo queda
Si bien durante la campaña electoral amarilla los mayores referentes guardaron las formas y cuidaron la sensibilidad de sus discursos en materia de Derechos Humanos, no llevó tiempo que comenzaran a surgir las provocaciones. Estela de Carlotto se refirió en ocasiones a la negativa del Presidente a recibirlas y su rechazo a la calificación de los DDHH como «un curro».

Darío Lopérfido y Juan Gómez Centurión pusieron en grave duda la cifra de víctimas de dictadura cívico – militar. El ex funcionario del Ministerio de Cultura porteño se refirió como «fanáticos» a los militantes y dijo que el número de víctimas fue determinado a mesa cerrada. Por su parte, el titular de Aduanas, y ex carapintada, desconoció la existencia de un plan sistemático de desaparición y tortura de personas. Ambos le bajaron el precio no solo a la lucha sino a las aberraciones cometidas entre 1976 y 1983, año en que recuperamos la democracia. Si de precios se trata, el recorte de presupuesto en el área fue justificado por el Secretario de DDHH y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj como un ajuste coherente que eliminaba los supuestos sobregastos que comprendían los presupuestos kirchneristas.

Manoseo y provocación inaceptable, mediante el decreto 52/17, el Presidente de la Nación, escudado en no desconocer el valor simbólico e histórico de los feriados nacionales, declaró movible el feriado del 24 de marzo, Día de la Memoria. En apoyo al primer mandatario, Avruj aseguró «que es una ganancia que todas las instituciones funcionen a pleno y que estén consagradas a homenajear la lucha por los derechos humanos». Finalmente la medida fue marcha atrás. Lamentablemente las sutilezas de la ofensa siguen a la orden del día, esta vez por parte del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La semana última, fueron colocados monolitos que describían la constitución arquitectónica de la Plaza de Mayo. No solo obstruían la “Marcha de los Jueves” sino que tapaban los pañuelos símbolo de la lucha de las madres. Hebe sostuvo que más que provocación es miedo: «Tienen que pagarla: los Macri, los Rodríguez Larreta, los Bullrich. Todos los que están en el Gobierno”.

Nunca Más: la memoria social ante la ausencia de la política pública
Mamá Hebe dijo hace días “si nos sacan la plaza les vuelo la casa de gobierno”. No le demos el gusto de torcernos el brazo a la derecha apátrida. Hacer oídos sordos y obcecar la mirada ante los embates cíclicos es respaldar su estrategia represiva y condenar al Pueblo entero a la sumisión y el sufrimiento, la desvalorización y el hipotecamiento del porvenir. Que la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado no sean solo poesía sino lucha constante, estandarte de aquellos que no claudican. Esos 30 mil nos valieron millones de jóvenes con conciencia social, millones de adultos que comprendieron que salud es realmente gritar fuerte. No le bajemos el precio a las luchas y las conquistas sociales. Debemos, imperativamente, comprender de dónde venimos para tener claro a dónde vamos con una estrategia definida: NUNCA MÁS, ni un paso atrás. Y “Nunca Más”, memoria, verdad y justicia implican reparar en que los procesos históricos no son conjuntos de hechos aislados.

La cabeza de Madres de Plaza de Mayo, en exclusiva para PPV ( http://bit.ly/1VUu1Q8 ) nos exhortó al compromiso con la militancia de los valores y la coherencia: “El juntarnos, el darle a la política las mejores horas del día, no las horas que te sobran, a veces a uno le parece que porque hace política no atiende a los hijos. Sí es verdad, a veces no los atiende, pero les está haciendo una Patria nueva, una Patria para que sean felices. Algunos le dan cariñito y le compran la Play. Y otras les damos el tiempo para lo que después van a disfrutar”.

Las utopías serán el motor para materializar los sueños colectivos. Con alegría y convicción: Hay un futuro mejor, es nuestro. Pero hay que defenderlo.