Entrevista Marta Dillon

DECIR MUJER IMPLICA DECIR TRABAJO

 

Por Miguela Varela y Amadora Pajolchek
 

¿Con qué expectativas llegan al Paro Internacional del 8 de Marzo?

Las expectativas son muchas. Son grandes expectativas. Nosotras lo ponemos como el primero de los días por venir. Estamos convencidas de que va a ser una movilización muy grande y que el paro también va a tener un gran acatamiento. Porque no es una medida simbólica la que nosotras estamos proponiendo, sino que es un paro. Es sustraernos al uso capitalista del tiempo. Y además dentro de ese orden capitalista, sabemos que las mujeres sostenemos la reproducción de la vida, la reproducción de la fuerza de trabajo. En ese sentido, parar se trata de eso, no solamente de la herramienta formal que usan los sindicatos, los gremios, y las centrales de trabajadores y trabajadoras, sino que también es recuperar para nosotras un tiempo que siempre se nos está exigiendo como productivo. Queremos un tiempo que no sea productivo, para nosotras, para pensarnos, y pensar qué tipo de comunidad queremos, qué tipo de nuevo mundo queremos.

Esperamos que el 8 de Marzo sea un  momento de enorme insubordinación colectiva. Donde haya muchas expresiones de las más diversas y transversales, no es ni una medida sindical, ni acordamos con que sea  el día de la mujer trabajadora, porque trabajadoras somos todas. Es el día internacional de las mujeres, y decir mujer implica decir trabajo.

¿Cómo está la relación con los sindicatos de cara al paro? ¿Hubo conversaciones, para garantizar la participacion de las compañeras, sin que les descuenten el día?

Sí, por supuesto. Nosotras venimos teniendo conversaciones durante todo el verano, y por supuesto hay respuestas dispares. La CGT sabemos que tiene un pacto de sostener la gobernabilidad del gobierno macrista, y en ese sentido está poniendo muchos palos en la rueda. Hablan de jornada de lucha, pero no quieren usar la palabra paro. Sienten como que irrumpimos, que estamos llamando a un paro sin ser voces autorizadas para eso. Eso pasa mucho a nivel de las dirigencias, pero por debajo, a nivel de comisiones internas, sindicatos más chicos, hay mucha voluntad de parar. Por eso hablamos de un paro activo, no estamos planteando un paro de 24hs. Vamos a ir a los lugares de trabajos y a las 12hs se propone empezar con un ruidazo, una especia de sirena de inicio de esta insubordinación.

¿Las otras centrales sindicales?

Están todavía hablando entre ellas, entre las tres centrales. La CGT es la que más reparos pone. La CTA de los trabajadores y trabajadoras se comprometió a adherir y hay muchos de los gremios que están ya en eso. También la Corriente Federal, donde está la bancaria y otros sindicatos como los textiles, que también están planteando parar. Lo que sí, entendemos es que desde los sindicatos y las comisiones internas esto va a desbordar, como desbordo el 19 de octubre.

Desde la primera marcha de NUM hasta hoy el crecimiento del movimiento de mujeres es realmente impresionante en nuestro país. ¿Cómo vivís vos este proceso? ¿Cómo lo vive el colectivo NUM?

Yo creo que es una acumulación. Que viene de luchas feministas muy fuertes, que tiene que ver mucho con los Encuentros de Nacionales Mujeres como práctica asamblearia- que es la que nosotras proponemos- que tiene que ver mucho con  la Ley de Educación Sexual Integral, aun cuando su aplicación siempre fue despareja.  Y tiene que ver con algunos avances en cómo pensar los géneros, desde el matrimonio igualitario hasta la ley para erradicar la violencia contra las mujeres.

Hay una acumulación, y sobre todo lo que vemos es que hay  una consciencia de género muy fuerte en las y los más jóvenes, y que eso es un salto, una democratización del lenguaje de género. En este momento cualquiera puede decir la palabra patriarcado y más o menos  sabe lo que quiere decir. Antes las que hablamos de patriarcado era como si habláramos en chino básico. Yo hace 18 años que edito “las 12” entonces esto se parece un poco a un sueño colectivo, en el sentido de que hemos logrado modificar- no del todo-  el modo en que se tratan los crímenes. Hemos logrado imponer que no se pueden hablar de crímenes privados, ni pasionales, ni por celos, ni venganza. Aunque esos términos se siguen usando porque la lógica de los medios es la de la espectacularización y la banalización.

Hoy hay mucha consciencia y mucha democratización del lenguaje de género por un lado,  y por otro, hay unas resistencias muy fuertes, y esas resistencias se traducen en más violencia contra las mujeres, y sobre todo en más crueldades en el modo de ejercer esas violencias. Es un momento de mucha tensión. Y de internacionalización de esta lucha, de internacionalización de las mujeres como sujeto político activo enfrentándose a los poderes hegemónicos- no solamente a las cuestiones de género- sino también a la xenofobia, al racismo, a todo tipo de violencia que el patriarcado ejerce contra las entidades más vulnerables.. Y Argentina realmente tiene un papel muy destacado, un lugar central. Está surgiendo desde el sur del mundo una rebelión que atraviesa todo tipo de fronteras.

Y ante esto que expresas de este despertar, y esta acumulación, ¿crees que el hecho de que todos los días haya una noticia tremenda de un caso de femicidio – cada vez más violento, más cruel-  es una respuesta del patriarcado o es que hoy se visibiliza más la violencia de género?

Yo creo que es un momento de tensión. Es un momento de tensión en el sentido de que la rebeldía de las mujeres genera una crueldad particular, genera más crueldad. Eso no quiere decir, como se dijo en la revista “Noticias”, que NUM haya causado un efecto contagio. El efecto contagio es el de la politización, y el del reconocimiento de una opresión de base. Cuando reconoces la opresión de género, reconoces otro tipo de opresiones.

Pero sí es cierto que hay una respuesta patriarcal, y esa respuesta patriarcal se ve en las violencias contra las mujeres y también se ve en el ninguneo del tratamiento del paro. Por ejemplo ¿qué van a hacer las centrales?, las centrales se han pronunciado, y sin embargo ves notas que les hacen a los sindicalistas y ninguno habla del paro del 8 o tampoco le preguntan sobre el paro de mujeres… es como si no existiera. Y como si no tuviéramos por lo menos tres movilizaciones masivas que hacen que esto tenga un piso.

Que esta rebelión no este siendo tomada por los medios de comunicación o que no esté entrando en las páginas de políticas, es una respuesta patriarcal.

Yendo un poco más a lo que NUM como asamblea y movimiento. Cómo crees que se puede articular esta diversidad que incluye desde los movimientos de izquierda a organizaciones más de cuño peronista. Con tantas contradicciones en términos políticos, ¿se hace difícil pensar en un movimiento feminista nacional más a largo paso?

Yo creo que la práctica asamblearia que nosotras proponemos es un modo de conectar esas voluntades diversas. Y que sin duda tenemos que entender que hay realidades que nos afecta transversalmente. Y hay que dejar de lado la disputa por la hegemonía de este movimiento feminista. Cómo se puede articular es una pregunta que está abierta, sin duda, pero  hay algunas luchas que tenemos que dar que son muy concretas, desde la paridad política, para que cada vez más mujeres entren en la política, como la agenda de las mujeres dentro de las paritarias, que haya repartos de tareas de cuidado, ampliación en las licencias de maternidad y paternidad, que haya jardines en todos los lugares de trabajo. Hay un montón de demandas que pueden llegar a generar esta posibilidad de que tiremos todas para el mismo lado, y eso es lo que tenemos que buscar, más allá de quien hegemonice este proceso histórico y revolucionario. El tema que sí, hay muchas resistencias desde todos lados. Hay resistencia de quienes vienen desde hace mucho sosteniendo la agenda de género y que se sienten ahora avasalladas por este movimiento que es diverso y popular.

Hay que pensar el feminismo de manera popular, un feminismo para el 99%, como dice Angela Davis. Un feminismo que no pretenda que haya más mujeres, solamente, en algunos puestos importantes, sino que todas podamos acceder a derechos, que todas podamos disponer más tiempo, que dejemos de ganar menos que los varones.  Y esto cruzarlo  con otras agendas, con la de las migrantes, con los grupos LGBT, la de la población afro, y sobre todo la agenda de las economías populares,  porque los trabajos más precarios los tenemos las mujeres. Pensar un feminismo que sea interseccional y popular. Y en esto también entran las luchas por la tierra, por la defensa de nuestros recursos nacionales, por la soberanía alimentaria.

Un debate que generó tensión en la asamblea es el  de Milagro Sala. Por parte del ala peronista kirchnerista  planteaban la inclusión de Milagro Sala como presa política para ponerlo como consigna dentro del documento que se va a leer el 8 de Marzo, y por otro lado había una fuerte resistencia de los sectores de izquierda….

Primero no creo que sean todos los sectores de la izquierda. Sobre todo es el PO y PCR. Primero hay empezar a separar, porque no es toda la izquierda trotskista, porque el PTS lo levanta como una de sus bandera.

A nosotras, por ejemplo, la Tupac en la última asamblea nos decía que NUM nunca pidió por la libertad de Milagro Sala. Eso es nunca haber leído nuestro documento, porque salimos cuando la detuvieron, visitamos a Milagro en su lugar de detención. Y creemos que sí, que es fundamental, que no puede ser que haya una presa política. Donde también se cruzan todas las luchas, es una presa política, es una militante popular, es una representante de los pueblos originarios, y es una presa política. Más allá de todas las tensiones, me parece que esto no puede estar ausente, y no va a estar ausente.