EL LOGRO DE REAGAN
“No puede afirmarse que Ronald Reagan y sus subordinados tuvieran una percepción coherentemente clara de la economía ni de la política económica. No obstante, constituye una equivocación considerar cada uno de los casos de la década de 1980 como un inocente error económico. De hecho, esos años presenciaron una política económica totalmente deliberada y, a su modo, de un rotundo éxito. Naturalmente, se aplicó un barniz social para ocultar sus propósitos más profundos, pero nadie debe llamarse a engaño. El propósito subyacente estaba claro y se consiguió en gran medida. No se considera aceptable o políticamente correcto decir abiertamente que una acción tiene como objetivo favorecer a los ricos, ni tampoco se puede estar en contra de ayudar a los pobres. Por esto, tanto la política en favor de los ricos, como la política en contra de los pobres, deben ir recubiertas de una doctrina. Para ayudar a los ricos con las grandes reducciones de impuestos, se crea una necesidad de estimular a una mayor energía de iniciativa a realizar mayores inversiones. El esfuerzo de los grandes empresarios estaba siendo inhibido por los elevados impuestos. En una formulación más extrema se afirmaba que la energía liberada por la reducción de impuestos conduciría a una mayor actividad económica, a aumentar los ingresos públicos y a reducir el déficit fiscal. En lo que respecta a la ayuda a los pobres, el disfraz fue similar y quizá tuvo mayor éxito. En este caso se afirmo que los ingresos y la asistencia, en casi cualquier forma, serían perjudiciales para el carácter, la iniciativa y el esfuerzo y, por tanto, para el bienestar de los pobres. Así como los ricos necesitaban el incentivo de más dinero, los pobres necesitaban el incentivo de menos dinero. “El logro más evidente de la política de Reagan fue el aumento de la fortuna de los ricos mientras los pobres quedaban abandonados. En ese aspecto, los resultados son claros. Nadie pudo tener ninguna duda razonable de que Mr. Reagan guardó fidelidad a sus electores”.
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LA INCOMUNICACIÓN
“Ya no es necesario que los fines justifiquen los medios. Ahora, los medios, los medios masivos de comunicación, justifican los fines de un sistema de poder que impone sus valores en escala plantearía. El Ministerio de Educación del gobierno mundial está en pocas manos. Nunca tantos habían sido incomunicados por tan pocos”.
EDUARDO GALEANO